viernes, 12 de febrero de 2016

Historia de Bolivia: Revolución Nacional del 9 de abril de 1952

 El 9 de abril de 1952 culminó el proceso revolucionario cuyos antecedentes se remontan a la Guerra del Chaco. El grupo de intelectuales conformado por Carlos Montenegro, Augusto Céspedes, Germán Monroy Block, Nazario Pardo Valle, Armando Arce, Víctor Paz Estenssoro y José Cuadros Quiroga, al que luego se unieron Walter Guevara y Hernán Siles Zuazo logró la alianza de clases para derrotar a la reacción o superestado minero-feudal  de la época.
La nacionalización de las minas, la reforma agraria, el voto universal del primer período contrastan con el plan Eder o el código Davenport, que transformaron la revolución nacionalista hacia un régimen de dependencia económica externa.

Revolución Nacional de 1952



El presidente Víctor Paz a su llegada a La Paz
A 60 años de este proceso que marcó el siglo XX para el país, EL DIARIO presenta un balance de luces y sombras de la Revolución del 52 y fotos del recuerdo.
Sirenas sonaban en el centro de la ciudad y las radioemisoras perifoneaban la victoria de los milicianos mientras algunas balas aún cruzaban las calles de Villa Victoria. En ese contexto, triunfaba la Revolución Nacional de 1952 iniciada un 9 de abril, gracias a la alianza de clases entre obreros, campesinos, burgueses y políticos que se agruparon en el movimientismo con una visión nacionalista. Era la culminación de un proceso que comenzó después de la derrota de la Guerra del Chaco que vio surgir una generación que juraba no iba a permitir otra humillación a la Patria.
“Para nosotros, la Guerra del Chaco ha significado el derrumbe de conceptos y reputaciones consagrados, de acuerdo a los cuales y bajo cuya dirección había vivido Bolivia hasta entonces”, recordaba Víctor Paz.
El socialismo de Estado y el sexenio, fueron etapas que sólo reafirmaron y maduraron las ideas de jóvenes intelectuales que un 7 de junio de 1942 conformaron al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) a partir de un periódico llamado “La Calle”.
Carlos Montenegro, Augusto Céspedes, Germán Monroy Block, Nazario Pardo Valle, Armando Arce, Víctor Paz Estenssoro y José Cuadros Quiroga conformaban este “grupo Busch” al que luego se unieron Walter Guevara y Hernán Siles Zuazo.
Seis décadas han pasado, desde aquel 9 de abril cuando este grupo logró unir a las corrientes proletarias de entonces y junto a trabajadores y mineros derrocaron al super-estado y depusieron a los barones del estaño, dando a Bolivia un salto cualitativo para superar el feudalismo capitalista de la época. Grandes transformaciones se dieron en los doce años de la Revolución, aunque como cualquier proceso de cambio, éste fue transformando su origen hacia una corriente ideológica opuesta.
El programa del MNR fue redactado por José Cuadros Quiroga, pero no faltó la oposición de los partidos tradicionales que calificó a los estatutos nacionalistas de ese partido como “pro nazis”. Pese a aquella guerra política, los “rosados” llegaron al 6 por ciento de los votos en su primera aspiración eleccionaria en 1947, logrando curules en la Cámara de Diputados, uno de estos reservado para Paz Estenssoro, quien ya había sido electo nueve años antes.
En 1951, tras la fugaz alianza con Razón de Patria (Radepa) y el gobierno de Gualberto Villarroel, el MNR llegó a obtener el 43 por ciento de la votación en el país ganando los comicios generales. La jugada de la “rosca minera” fue anular las elecciones y delegar el poder a Hugo Ballivián en el denominado “Mamertazo”.
En palabras de Paz Estenssoro, “el mamertazo fue un burdo desconocimiento de la voluntad popular que reflejaba, también, el escaso o ningún sentido democrático de quien gobernaba el país en el tiempo de la plutocracia minera”.
La indignación de la población rebasó los cálculos de un sistema que ya había recurrido a la represión como forma de detener el inminente cambio de estructuras. Las masacres en centros mineros durante el sexenio marcaron a Ichilo, Cinti, Catavi y Siglo XX, generando rechazo total al poder político y la alianza con los empresarios mineros Simón I. Patiño, Mauricio Hoschild y Carlos Víctor Aramayo que exportaban junto al Banco Minero más de cien millones de dólares para 1949, sin dejar beneficios para el país.
Todos estos antecedentes confluyeron en la búsqueda de un partido político que logre superar el estado decadente. El MNR encarnó aquella aspiración y en abril de aquel 1952, desde El Alto hasta Villa Victoria los combatientes van superando a las guarniciones del Ejército con una férrea alianza entre civiles y mineros, destacando el dirigente Juan Lechín Oquendo.
El 11 de abril, la resistencia militar es vencida en Milluni ante un saldo de 500 muertos y cientos de heridos. Luego, el pacto era firmado: “En la población de Laja, a horas 13.30 del día 11 de abril de 1952, reunidos el general Torrez Ortiz, jefe del Estado Mayor de las FFAA y el Dr. Hernán Siles Zuazo, jefe de la Revolución acordaron en aras de la pacificación dar fin a las hostilidades a partir de este momento”, cita el histórico documento.
El 9 de abril significó el triunfo de un proceso social verificada en la Revolución Nacional de 1952 y fue el hecho que marcó un antes y un después en la historia de la Bolivia del siglo XX.


http://www.eabolivia.com/politica/12227-revolución-nacional-de-1952-9-de-abril.html


SIGNIFICACIÓN DE LA REVOLUCIÓN DE 1952

En un contexto de graves contradicciones económicas, sociales y políticas, la Revolución de 1952 marcó la culminación de un proceso que se había desencadenado en la guerra del Chaco cuando todo el país tuvo que enfrentarse a su fracaso y, sobre todo, pudo reconocerse en el propio campo de batalla en su realidad social y en sus limitaciones estructurales. A partir de entonces los grupos nacionalistas, que germinaron durante la administración de Hernando Siles, tomaron conciencia de la realidad nacional y plantearon soluciones nuevas y radicales. Entre 1932 y 1935 se desarrolló una nueva generación, de la que surgieron importantes partidos políticos progresistas y de izquierda. Estos enfrentaron a las fuerzas políticas surgidas en la época conservadora (1880 - 1930), que tras la guerra mostraban claros signos de agotamiento.
Muchas veces se ha usado en nuestra historia la palabra Revolución para explicar desde un motín cuartelero, hasta un golpe de estado, pasando por un levantamiento masivo violento. Es necesario precisar con claridad que el único momento en el que la palabra Revolución cuadra realmente es en 1952. Las razones son las siguientes: Este proceso representó un desplazamiento de clases a nivel de las decisiones en el seno del gobierno y en el conjunto de la sociedad. La minúscula clase dominante que dirigía el país fue sustituida por una "clase media" (difícilmente definible sociológicamente) que además afectó severamente los intereses de la élite al expropiar las grandes minas y los latifundios. La emergencia campesina en el agro y de trabajadores mineros y fabriles en ciudades y centros mineros a través de organizaciones con poder real, modificó radicalmente los estamentos de poder. Por eso se habla de una Revolución.
La Revolución de 1952 es un hecho fundamental en la historia contemporánea de Bolivia pues cambió el país, al punto que es imposible comprender la Bolivia de hoy sin entender la significación de la Revolución. Por un parte se modificó totalmente la estructura económica. De una economía semifeudal (agricultura) controlada y dependiente de capitales privados de incalculable poder (minería particularmente), se pasó a una economía básicamente controlada por el Estado (más del 70%). Se creó una nueva burguesía que, sin haber logrado estructurarse realmente como clase coherente, intentó industrializar al país. Una gran parte de esa nueva burguesía sin embargo se dedicó a la intermediación financiera y al comercio importador. Se logró una cierta diversificación en la producción económica y una mayor articulación de la geografía nacional. El proceso de desarrollo excepcional del oriente boliviano (Santa Cruz especialmente) es sin duda producto de 1952.
En el campo, la reforma agraria (1953) eliminó el latifundio y determinó el comienzo de un proceso de integración del campesino a la vida nacional. Aunque los errores de aplicación limitaron grandemente los resultados, se cambió la relación de poder entre las clases sociales en el campo.

En lo político se cambiaron las reglas de juego al establecerse el voto universal, que permitió la participación mayoritaria en las elecciones y una nueva composición en la representación social en el parlamento. Obreros y mineros tuvieron una participación directa en las decisiones económicas y políticas del país. Se creó una importante legislación de trabajo y avanzadas leyes sociales.
Finalmente, la cultura recibió un impulso pocas veces visto en épocas anteriores, surgió una fuerte corriente indigenista y nacionalista que desarrolló intenso trabajo en todos los campos. La idea al crear el concepto de un estado nacional poderoso, fue la de establecer una nación unida por una cultura mestiza y uniformada por el idioma castellano. Esta idea se fue modificando como resultado del acceso a la educación y a las decisiones de sectores del mundo aimara y quechua, que propugnaron un criterio de respeto a la diversidad que se fue acentuando al final de la segunda mitad del siglo.
Si bien el proceso de 1952 quedó trunco y se vio envuelto en errores, limitaciones, corrupción y una negativa influencia de posiciones personales; es indudable que tuvo una importancia esencial para el país.


 http://www.educa.com.bo/revolucion-1952-1964/significacion-de-la-revolucion-de-1952#sthash.EhClGYzD.dpuf

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